Durante
años mi obsesión fue llegar con un peso reducido al IRONMAN. Mi cuenta era
sencilla. Menos kilos para mover, más rápido iría con el mismo esfuerzo. Sin
embargo, estaba perdiendo de vista un factor. Macca me enseñó cuál.
Chris
McCormack (“Macca”) cuenta en su libro “Born to Win” como, tras unas exitosas temporadas en todo tipo de
distancias, fracasó una y otra vez en su asalto al IRONMAN de Hawaii. Dotado de
un talento descomunal y perfeccionista hasta el extremo, en 2007 contrató al
mejor equipo de nutricionistas que pudo encontrar para asesorarle y descubrió
que su obsesión por llegar con un peso reducido al día D le acababa pasando
factura. La conclusión fue que su peso ideal para competir no necesariamente
era el más bajo posible, sino aquél que equilibraba la fuerza con un peso
reducido. Que a partir de determinado peso las bajadas adicionales eran a costa
de pérdida de fuerza. Aquella temporada venció en Hawaii y luego repetiría en 2010.
A
partir de ese momento, mi obsesión por llegar con un peso reducido al día de la
competición ha sido sustituida por la búsqueda del peso ideal, siempre algo por
encima del menor peso alcanzable.
Dadas
mis dificultades habituales para perder peso, lo que sucedía es que durante la
fase de preparación tenía que restringir la ingesta de calorías si quería
perder peso, con lo cual no reponía adecuadamente mis niveles de energía,
agotados tras el entrenamiento. Una bomba de relojería que acababa estallando,
si no antes, en el IRONMAN, al que llegaba con un peso muy bajo pero también
con poca fuerza.
Por
tanto, el primer y más importante consejo que te puedo dar en esta área, es que
le des al cuerpo toda la energía que necesite durante la preparación. Si comes
sano y repones adecuadamente los niveles de energía, el peso acabará cayendo y
se conducirá por si solo al nivel más adecuado para el día de la prueba.
Pero
¿qué entiendo por comer sano?
Hace
algún tiempo leí un artículo muy interesante sobre la nutrición de los
triatletas profesionales y cómo podían mantenerse siempre en un peso ideal para
la competición. Si habéis tenido la oportunidad de observar a los profesionales
(y esto en un deporte como triatlón tenemos la suerte de ser muy fácil, al
compartir con ellos la mayoría de las pruebas), os habrá llamado la atención lo
“secos” que están, con unos porcentajes de grasa realmente ridículos. En ese
artículo (“How the pros stay lean”, Revista Triathlete), Matt Fitzgerald
recogía el estudio de las costumbres alimenticias de decenas de pros y esbozaba
lo que podía ser un modelo de referencia para los triatletas populares.
La
primera conclusión, es que a diferencia de los triatletas terrenales, ellos
rara vez hacían una dieta o régimen específico que pudiera englobarse dentro de
una corriente (la dieta de la zona, la paleodieta u otras). Venía a decir que
los pros, en general, eran “no creyentes” en regímenes concretos, sino que, por
otro lado, solían comer de casi todo y sin demasiadas restricciones.
Lo
que realmente les caracterizaba era que había un grupo de alimentos que
sistemáticamente aparecían en su dieta, mientras que otros lo hacían con mucha
menor frecuencia. Es decir, frente a reglas estrictas (y en muchos casos
estúpidas) de cómo comer, ellos seguían el hábito de comer predominantemente
unos alimentos y no otros, que a veces comían pero marginalmente o en mucha
menor proporción.
Pues
vayamos con la lista:
Alimentos
que deben predominar en tu dieta:
1.
Frutas y verduras.
2. Carnes
magras y pescado.
3. Frutos
secos.
4. Lácteos.
5.
Cereales integrales.
Alimentos
a evitar:
1.
Carnes grasas.
2. Cereales
blancos.
3. Fritos.
4.
Dulces.
Sigas
este método o cualquier otro, lo importante es crear unos hábitos alimenticios
sanos y sostenibles, no introducir reglas estrictas o difíciles de cumplir durante
mucho tiempo. Come predominantemente sano, no te obsesiones con tu dieta (se
indulgente contigo mismo de vez en cuando), aporta a tu organismo lo que
necesite y llegarás a la competición en el mejor peso, tu peso ideal.
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