Tan
importante como la nutrición de los meses y semanas previos al IRONMAN, es la
nutrición e hidratación durante la competición. Por ello, los triatletas de
habla inglesa distinguen entre “nutrition” y “fueling”. Hoy nos ocuparemos del
“fueling”.
No descuides el "fueling". Es extraordinariamente importante. Un error en este aspecto puede arruinar tu carrera y tirar por tierra muchos meses de trabajo duro.
Es
imposible dar una receta única que funcione siempre y para todos. Así que
tendrás que construirte tu propio plan de “fueling”, aunque me gustaría
orientarte cómo hacerlo con algunas de las estrategias que me han funcionado.
En
primer lugar, precisamente, tendrás que
tener un plan. Eso quiere decir que el día de la prueba tienes que tener
decidido previamente qué vas a comer y beber y en qué momentos. Descartando,
por motivos obvios, que puedas comer o beber en el segmento de agua (excepto
algunos tragos de agua que a buen seguro darás de manera involuntaria), deberás
definir una estrategia para la bici y la carrera. Dicho esto, es evidente que
los planes son como las leyes, han nacido para ser incumplidas, pero eso no significa
que no debas tener un plan al igual que debe haber leyes. No serán válidos
siempre, pero sí la mayor parte del tiempo.
El segmento de bici debe concentrar la
mayor parte de la ingesta calórica que debamos realizar. Es evidente que
es mucho más cómodo comer y beber montados en la bici, donde incluso podremos
aprovechar un terreno favorable para ello, que hacerlo en carrera. El organismo
asimila mucho mejor cuando el esfuerzo es relativamente menor, así que
aprovecha el segmento de bici y las partes más suaves del recorrido para
avituallarte.
Te
recomiendo que la ingesta sea además de
manera periódica y en pequeñas cantidades. Tu cuerpo está siendo sometido a
un importante esfuerzo, así que si le sobrecargas con una tarea adicional
excesiva puede acabar dándote problemas. Antes de cada “toma” de tu plan de
“fueling”, evalúa si has asimilado correctamente la anterior. Si es así,
adelante, pero si no, reduce la “toma”, varíala o incluso suprímela hasta que
creas que tu cuerpo puede volver a asimilar. Para realizar un “fueling”
correcto es más importante que asimiles lo que comas y bebas que la propia
cantidad. Te aseguro que es mucho peor comer y beber en exceso por querer
cumplir con un plan que hacerlo por defecto. Si lo haces por defecto, lo podrás
arreglar con posterioridad; si lo haces en exceso, seguramente no podrás
terminar.
Entrena tu plan de
“fueling” una y otra vez. El día del Brick (bici larga más carrera en
transición) es el mejor momento. A diferencia de lo que te recomiendo para el
día de competición, come y bebe en los momentos de máximo esfuerzo. Eso hará
que tu organismo se acostumbre a trabajar en las peores condiciones posibles. En
una sesión de entrenamiento comerás y beberás como máximo en sesiones de cinco
o seis horas, imagínate cuando lo hagas con nueve, diez o doce horas de
esfuerzo continuo.
Insistiendo
en que debes definir tu propio “fueling”, porque cada uno tenemos capacidades
de asimilación distintas y también, por qué no, gustos distintos, quiero
compartir contigo mi plan de “fueling”.
Partiendo
de que soy una persona con una capacidad reducida para procesar los alimentos
en competición, me fijo como objetivo consumir unas 200 kilocalorías por hora.
Me consta que estoy en la parte baja de lo tradicionalmente recomendado (200-400
kcal/hora), pero cuando he intentado subir esa ingesta he acabado teniendo
problemas.
En
la bici llevo dos bidones, uno siempre con agua y el otro con alguna bebida
energética, normalmente complementada con sales dependiendo de la temperatura y
la humedad. Llevo algún sobre de bebida energética en polvo como reserva para
rellenar el bidón cuando se me acabe el primero.
En
cuanto al sólido, después de muchos años probando muchas cosas distintas,
tomando barritas de todas las texturas y colores imaginables, he llegado a la
conclusión que lo que mejor me sienta es la “real food”, o sea la comida “de verdad”. Unos panes de leche con
jamón york son muy ligeros, los asimilo muy bien y generalmente me apetece
comerlos, cosa a tener muy en cuenta cuando llevas cinco horas subido en la
bici. Unos plátanos suelen sentar muy bien y es raro que la organización no los
proporcione. Infórmate previamente de lo que te darán, pero, en cualquier caso,
seguramente necesites llevar un maillot o top con bolsillos o una bolsita
adosada al cuadro (las llamdas Bento Box) para llevar todo tu arsenal
nutricional en la bici. Toda la comida estará regada con una buena dosis de
agua a discreción.
En
la carrera la comida “de verdad” es muy difícil de asimilar, así que me
encomiendo a los geles con agua, en general muy ligeros y que aportan una buena
cantidad de energía rápidamente. Un cinturón de hidratación puede ser una buena
idea si no quieres depender de lo que te de la organización, aunque deberás
acostumbrarte a correr con él en las tiradas largas.
En
resumen, crea tu propio plan, pruébalo, rectifica, vuelve a probar, y así
sucesivamente hasta que encuentres uno con el que te sientas a gusto y te
aporte seguridad. Y el día D aplícalo y escucha
tu cuerpo. El te dirá cuándo y cuánto.