Durante
años recelé de ir al gimnasio. No me atraía verme entre personajes musculados
mirándose continuamente al espejo y contabilizando mentalmente (y cotilleando)
los kilos que ponías en esta o en
aquella máquina. No sólo me parecía aburrido, sino que entendía que cuánto más
musculado estuviera, más volumen habría que mover y, por tanto, menos
rendimiento tendría el día de la prueba.
¡Qué equivocado estaba! Un buen día cayó en mis manos un libro de Mark Allen (ganador de seis IRONMAN de Hawaii, un auténtico mito del triatlón). El librito en cuestión se llamaba “Fit Soul, Fit Body”. Si Allen hacía eso, es que tenía que ser bueno. Desde ese año, nunca faltó una rutina de gimnasio en mi entrenamiento. Os aseguro que los resultados merecen la pena.
Es en las partes finales de las pruebas de resistencia donde percibirás que el esfuerzo que has realizado en el gimnasio ha merecido la pena. Cuando la musculatura está más castigada es donde cobra mayor importancia la fuerza que hayas podido desarrollar durante tu entrenamiento.
Una
posibilidad de ganar fuerza es introducir algunas sesiones de fuerza específica
en bici (los Power) o carrera (las Hills), esfuerzos intensos de corta
duración, pero si vas apurado de tiempo o quieres darte un descanso mayor en
tus BLUE DAYS (lección 7), una buena ocasión para desarrollar la fuerza es la
sesión de gimnasio. Y digo “la sesión” de gimnasio porque si una de tus
limitaciones principales es el tiempo disponible, creo que una buena sesión semanal
de gimnasio, equilibrada, completa, bien construida, puede ser suficiente.
¿Qué
hacer en esa sesión? Aquel viejo libro de Allen contenía una rutina que he
repetido sistemáticamente durante los últimos años. Consistía en seis
ejercicios de tren superior y seis ejercicios de tren inferior y terminaba con
un trabajo de “core” (trabajo de la parte central del cuerpo, básicamente
abdominales y lumbares, aunque también glúteos).
En
la actualidad ya no realizo la rutina tal cual, sino que dependiendo de cómo me
vaya sintiendo voy variando lo ejercicios e insisto en aquellas partes en las
que haya notado más debilidad. Por ejemplo, en la preparación del último
IRONMAN, el Challenge de Barcelona, al ser bastante plano, sabía que tendría
que intentar ir acoplado gran parte del segmento de bici, así que incorporé un
trabajo específico de espalda y piramidal, que se me resentían cada vez que
hacía una tirada larga en una posición aerodinámica.
Aunque
las variaciones, como te puedes imaginar, son infinitas, te recomiendo que
mantengas una estructura que contenga una rutina completa con trabajo de las tres
áreas siguientes: tren inferior, tren superior y core.
Si
vas muy apurado de tiempo y no puedes escaparte al gimnasio, hay alternativas
baratas y prácticas que te permitirán hacer un trabajo bastante completo en tu
propia casa o en cualquier hotel durante tus viajes de trabajo. Unas gomas
elásticas son económicas y podrás simular muchos de los ejercicios que haces en
el gimnasio con máquinas muy caras. Sé imaginativo y busca ayuda si te hiciera
falta para montarte lo que pueda encajar en tus horarios y tus obligaciones.
Recuerda, haz que el entrenamiento fluya con el resto de tu vida (lección 4).
El
trabajo no debe ser con grandes cargas, antes al contrario, debes priorizar las
repeticiones con una carga exigente pero sin llegar al fallo muscular. No
buscas ser el/la increíble Hulk del gimnasio. Recuerda el dineral que este
hombre se gastaba en camisas cada vez que se volvía verde. Queremos tíos
fuertes, musculados, definidos, no culturistas en tanga.
Y
la próxima vez que vaya al gimnasio y mire al espejo, cotilleando quién hay y con
qué carga trabaja, espero verte reflejado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario