Después de más de 12 temporadas haciendo triatlón y 11 veces finisher
en IRONMAN, creo que ha llegado el momento de saldar mis deudas con el
triatlón. Ha sido mucho lo que he recibido y quiero, de alguna manera, compensarlo
aportando a la comunidad un compendio de las enseñanzas de todos estos
años.
A lo largo de estas lecciones breves intentaré transmitir aquellas cosas
que creo que te ayudarán a descifrar ("cracking") el código que se encuentra tras el reto
del IRONMAN.
Me costó muchos años darme cuenta que los triatletas populares tenemos
una tendencia natural a entrenar de más. Siempre pensamos que nuestra mejora
sólo es posible si entrenamos más y más duro. Nuestros mantras son “cuanto más,
mejor” (“the more, the better”) y “sin dolor, no hay ganancia” (“no
pain, no gain”). Peleamos cada semana contra el trabajo, la familia, nuestro
propio cuerpo, para poder completar cada vez más volumen y con más calidad.
Y, generalmente, este método va teniendo éxito, en la medida en que no
alcanzamos el límite de nuestra capacidad. Sin embargo, en esa evolución, llega
un momento en que la curva del rendimiento deja de crecer, para llegar a
aplanarse o incluso a descender. ¿Cuál es la razón?
Casi desde mis inicios en el triatlón llevé un diario de
entrenamiento. Consistía en una simple hoja de Excel donde anotaba el tiempo de
entreno, la distancia y una breve descripción de las sesiones. Con el tiempo,
se ha convertido en una herramienta magnífica, porque me ha permitido comparar mis
mejores temporadas con otras no tan buenas. Y en ese análisis he podido ver
cómo no siempre más entrenamiento ha significado tener una temporada mejor y
cómo, sin embargo, otras variables externas han podido influir decisivamente
(cambios profesionales, problemas familiares, …).
La conclusión que saco de ese análisis es que lo realmente determinante
no son las horas de entreno, ni siquiera la calidad de las sesiones, sino la
capacidad del triatleta para asimilar el volumen y la calidad realizados.
Entonces, querido triatleta, te preguntarás, ¿cuánto volumen y calidad
son óptimos? La respuesta es tan sencilla como inabarcable: deberás hacer tanto
volumen y calidad como seas capaz de asimilar sin dejar de ser un TRIATLETA
RAZONABLE.
Pero ¿qué es un TRIATLETA RAZONABLE (en adelante, TR)? El hombre o
mujer que practica triatlón, lo disfruta, lo hace de manera saludable y, además,
es capaz de equilibrar familia, trabajo y ocio. ¡Casi nada!
Empezarás a intuir las dificultades que entraña convertirse en un TR,
pero te garantizo que los beneficios merecen la pena. Por desgracia, no existe
una fórmula única para llegar a serlo, ni siquiera una medida de la
razonabilidad. Tú mismo tendrán que descubrir el camino y determinar si has
llegado o no a ser un TR.
Sin embargo, yo no te voy a dejar sólo en esa búsqueda. Desde aquí te
prestaré las herramientas que yo he utilizado estos años para llegar a serlo. Ten
paciencia. Otro día te hablaré de la FLUIDEZ.
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